Al terminar la lectura de Nos asalta una media sonrisa a la boca y un pensamiento: "qué bien escribe este tío". Es uno de los mejores libros que he leído en los últimos meses. Desde el principio convierte al lector en uno más de los personajes que participa en esta novela coral fruto del gran conocimiento que el autor tiene de la Literatura Universal, la Música, la Historia y otras ramas del saber. Miguel Arnas Coronado es un empedernido lector como lo muestra su obra. Y además sabe conjugar todo lo aprendido en sus lecturas de una forma personal, auténtica y con una voz propia.
El libro va creciendo en la excusa de hablar de un proyecto que surgió en plena transición por parte de un grupo de profesores que creían en la igualdad y en la libertad, y que intentaron inventarse un nuevo sistema educativo asambleario, donde todos cobrarían el mismo sueldo, ya fueran profesores o conserjes; pero que en su vida personal y en la realidad práctica acababan imponiendo su propio enfoque sobre el colectivo. Y ese "yo" acaba matando al "nos" y a la unidad de ese proyecto tan mágico y bueno en papel, pero irrealizable con la realidad humana. Y será Julio el que lo grite en su pensamiento: "¡dejad de soñar y bajad!, ¿cómo podéis ser tan revolucionarios, tan solidarios con los otros sin no tenéis solidad ninguna con el de al lado, conmigo, con mi persona?". Pero ese pensamiento a grito pelado en su cabeza no será capaz de crear ni un hilo de voz para decirlo en palabra audible para el resto de sus compañeros.
Y esa excusa sirve a Arnas para armar una novela coral al más puro estilo de Cela y su Colmena. De crear un mini Ulises y sentirse Joyce con el capítulo de "Teatro de marionetas". O de ver a Unamuno y su relación con su personaje en Niebla en esos diálogos entre Herr Author y Lady o Sir Lektor. Miguel Arnas es capaz de meterse en cada uno de los personajes que crea para darles vida propia, para insuflarles ese hálito de vida propia. Y a la vez es capaz de saltar fuera de la ficción y entablar un diálogo con el lector o sorprenderlo atrapándolo en el realismo mágico a lo Cortázar.
En la lectura de Nos estamos como en una película. La cámara enfoca a uno y otro lado. Se acerca a cada personaje, lo penetra y lo invade para pasar en el siguiente plano o en la siguiente escena a otro personaje. Todos tienen la misma importancia. Todos tienen una vida propia, unos miedos, unas virtudes y unos defectos. Son reales como la vida misma. Y esa realidad que emiten es la que los lleva a actuar, a amar, a odiar, a beber, a charlar, a querer compartir la vida o a rechazarse hasta la muerte. A veces se les odia y a veces se les quiere. A veces se les comprende y otras nos sorprenden con sus actuaciones. Y todos tenemos un poco de cada uno.
Miguel Arnas ha conseguido en este libro una maravilla técnica, un dominio del lenguaje, un dominio de la estructura y del relato. Ha conseguido doblegar la rudeza de la palabra para adecuarla a cada instante. Sorprender al lector a cada vuelta de párrafo a cada doblar la página. Con una técnica perfecta y variada. Pero sin quedarse sólo en la técnica o en el esteticismo sino alcanzar una filosofía, una búsqueda de sentido y una desesperación en muchas ocasiones al modo de Shopenhauer o Nietzche. "Pueblo este de diminutos nacionalismo donde cada grupo de un yo y sus conocidos podría exigir autonomía e independencia" o "La Historia se comporta a la inversa de Diana cazadora: se deja poseer por quien va más lento que ella, solo un poco más lento; ni liebres ni tortugas, gatos cautos". "Y mucho menos se concibe que un plan permisivo y salvífico para el alumnado, devenga mañana en el mayor desastre educativo que ha dañado al país, justo porque estos, aprovechando el exceso de tolerancia, se pasen por el arco triunfal necesidad de conocimientos, extensión de la cultura y enseñanza pública".
Y al final llegas a creerte que eso ocurrió realmente. Y que los personajes tuvieron una vida real. Pero por si alguna tentación de este estilo nos viniera a la cabeza, Arnas nos recuerda: "La literatura es fraude, treta que lleva el agua a su molino. La aspiración de la filosofía, como la ciencia, es la vedad. El afán de la literatura, la mentira".
Miguel Arnas Coronado nació en Barcelona, pero vive en Granada desde hace 37 años, donde ha ejercido como profesor de Dibujo Técnico en la Enseñanza Secundaria. La afición por dos ámbitos artísticos, la música y la literatura, le viene desde la primera adolescencia.
En 1979 ve la luz un librito de cuentos llamado Dos poemas y un fracaso, del que opina que tuvo más de fracaso que de poemas. En 2003 publica su primera novela, Bajo la encina, aunque esa era la tercera en orden de escritura. En 2006 publica El árbol, un libro de poesía en prosa, y en ese mismo año consigue el premio de novela Provincia de Guadalajara por Buscar o no Buscar. En 2010 logra el premio Francisco Umbral de Majadahonda por su novela La insigne chimenea. Dos novelas suyas: Asheverus el libidinoso (2014) y Nos (2015) son publicadas por la editorial granadina Nazarí, la última de ellas becada por el Ministerio de Cultura en el año 1987. Además, guarda en su disco duro trece novelas inéditas. Ha participado en libros colectivos de relatos y poemas, y con ensayos o críticas en diversas revistas. Es miembro de la Academia de las Buenas Letras de Granada, así coom del Institutum Pataphisicum Granatensis.
Tres puntos conforman el plano de su vida: el amor, la literatura y la música. Para ellos ha vivido. Ya en el otoño vital, o quizá en el invierno, opina que no podrá sobrevivir a la falta de alguno de ellos, pero también es cierto que nadie sabe qué depara el futuro. Confiesa que ha leído y escrito como el lujurioso confiesa que fornicó. (Biografía extraída de su novela Asheverus el creador, editorial Port-Royal)